AGUASCALIENTES, AGS., 30 DE AGOSTO.- A las victorias electorales siempre es necesario darles seguimiento y mantenimiento con buenos gobiernos aquellos partidos que han ganado la confianza de la ciudadanía en las urnas, de otra manera el veleidoso encanto de los votantes se irá con la fuerza que les resulte más atractiva para los siguientes comicios.
Actualmente en esta entidad el Partido Revolucionario Institucional, (PRI) gobierna prácticamente el 80 por ciento de la población pese a que buscan engañar con sus espectaculares al decir que el Estado es "100 por ciento priísta", con lo que quieren hacer creer que la ciudadanía olvida que dos de los 11 municipios no son tricolores sino que pertenecen al Partido Nueva Alianza, (PANAL) pero como contendieron aliados el pasado 4 de julio, le pretenden borrar su identidad al partido de los maestros, cosa que jamás permitirán.
Sin embargo la situación no es tan benévola para el tricolor pese a que en las encuestas se manifiestan con una intención del voto superior a los 40 puntos. En esta entidad las cosas serán un tanto distintas en virtud de varios factores.
Primero habrá que señalar que el actual dirigente del Revolucionario Institucional, Lupe Ortega prácticamente no acude a la sede partidista y hace bien porque el trabajo que tiene que hacerse es en las calles donde se realizará una nueva batalla comicial, el asunto es que ahí tampoco se encuentra, se la ha pasado con frecuentes viajes a la capital del país para realizar los amarres necesarios que logren designar a los candidatos que habrán de contender en julio próximo.
Estas prolongadas ausencias sumadas a una diabetes que aqueja al líder priísta, han sido aprovechadas por los panalistas y panistas que han abordado los comités de vecinos en todas las colonias posibles y frente al descontento reinante entre los priístas que no lograron un empleo tanto en la nómina municipal como en la estatal está siendo aprovechado por estos institutos políticos para acarrear adeptos hacia sus colores y más allá de que se logre repetir otra liga entre tricolores y neoaliancistas, "lo caido, caido" y sí no al tiempo.
En segundo lugar habrá que añadir en que de los 429 mil 308 votantes que sufragaron el 4 de julio del 2010, cerca del 43 por ciento no lo hizo por el hoy Gobernador, el priísta Carlos Lozano de la Torre , entonces las posibilidades de triunfo para los tricolores se verán menguadas por las promesas de un trabajo para aquellos que siguen en la banca y que seguramente muchos de ellos si no votan por otro partido, no votarán por el PRI.
Sí los priístas quieren mantener, y todavía aún mejor, incrementar los niveles de votación que obtuvieron en la última elección deberán cerrar filas y restañar heridas para ir unidos y sobre todo convencidos de apoyar el mismo proyecto, de lo contrario los resultados podrían ser no los que quieran entregar al candidato presidencial y al Comité Ejecutivo Nacional, (CEN) después de los siguientes comicios.
Así que tendrán que trabajar de la mano con la sociedad, aquella a la que por muchos años olvidaron, y no creer que porque ahora son gobierno las tienen todas consigo. Antes tendrán que aplacar las ansias novilleras de muchos oportunistas que ven cerca el barco del triunfo y se cuelgan falsas medallas, además de pretender vender ilusiones a un electorado que cada vez se traga menos los cuentos de los políticos.
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