Su hijo lo detuvo y entregó a policías preventivos…
- Estaba drogado y alcoholizado y dijo que la mató porque defendía a uno de sus hijos y creía que le era infiel
AGUASCALIENTES, AGS.- Desquiciado por las drogas y el alcohol así como por los celos, un desempleado asesinó a puñaladas a su propia esposa, ya que creía que le era infiel con otros hombres, además de que le tenía coraje porque defendía a uno de los hijos de ambos, con el que él tenía problemas y que fue el que lo detuvo después del crimen y lo entregó a policías preventivos para su encarcelamiento.
El asesinato ocurrió alrededor de las 8 de la noche del sábado 3 de marzo en la casa marcada con el número 226 de la calle Martha Rosalba Maldonado del fraccionamiento Rodolfo Landeros Gallegos, al oriente de la ciudad, tras el que el responsable, según confesó después, pensó en suicidarse ahorcándose, pero no lo logró ya que su vástago lo sometió a golpes.
La ahora occisa fue identificada como María Cristina Ruvalcaba Avila, contaba con 45 años de edad y era empleada doméstica, victimada por su marido José Francisco Ramírez Reyes, de 43 años, que fue encarcelado en las celdas de la Policía Ministerial y se le inició la averiguación previa 2720/03-12 por el delito de homicidio doloso calificado.
La mujer sufrió varias heridas por instrumento punzo-cortante: dos que abarcaban desde la mejilla izquierda y la región mandibular, hasta la cara lateral izquierda del cuello; otra más en el cuello del mismo lado; una cuarta -penetrante- en el flanco derecho del abdomen; una quinta en la cresta ilíaca derecha y varias más en el glúteo izquierdo, cresta ilíaca derecha y en la región sacra.
Hacía 4 años ella comenzó a trabajar como empleada doméstica, lavando y planchando ropa, y desde entonces él comenzó a tener sospechas de que lo engañaba, ya que según él, en varias ocasiones le descubrió en su bolso artículos de aseo personal que daban en los moteles y hoteles de paso.
Al reclamarle por esto, María Cristina le contestaba que eran propiedad de una sobrina, pero nunca le creyó.
También tenían problemas porque él la golpeaba frecuentemente, aunque ella no lo dejaba y tampoco lo denunciaba, ya que le prometía que iba a cambiar, pero no era así. Hacía 2 años, José Francisco empezó a tener problemas con su hijo, el obrero José Francisco Ramírez Ruvalcaba, de 21 años, que vivía en la misma casa junto con su concubina Rosa Elena Martínez, de 25 años y sus tres hijos.
Sus problemas eran porque este el joven defendía a su mamá de las golpizas que su progenitor le daba a ella.
El día de los hechos José Francisco (padre) estuvo drogándose con marihuana, “piedra” de cocaína base y una pastilla psicotrópica, además de que estuvo tomando cervezas, por lo que cuando María Cristina regresó de trabajar comenzaron a discutir, pero él fue a la cocina por un cuchillo y la mató de varias puñaladas, tras de lo cual envolvió su cuerpo en una cobija.
El drogado y alcoholizado sujeto salió a la calle, mientras que su hijo José Francisco entró a la recámara de sus progenitores y encontró a su madre muerta, por lo que le pidió a su concubina Rosa Elena que pidiera una ambulancia, pero cuando llegaron los paramédicos confirmaron que ya había fallecido.
Aparentemente el desempleado pensó en suicidarse por haber asesinado a su esposa y decidió colgarse de un armex de una cadena del techo de su cuarto, por lo que volvió a su casa para hacerlo, pero en esos momentos se encontró con su hijo, que le reclamó haber dado muerte a su mamá y lo golpeó.
Instantes después llegaron policías preventivos y los separaron, indicándoles el joven que su papá acababa de matar a su mamá y por ello lo detuvieron, tras de lo cual el Ministerio Público acudió a dar fe de los hechos y el cuerpo de la víctima fue llevado al Servicio Médico Forense.
Tras ser encarcelado, José Francisco aceptó haber asesinado a su esposa e insistió en que la apuñaló porque defendía a su hijo y creía que le era infiel.
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