23 de julio de 2012

Pareja de pervertidos a prisión por violar a 3 menores en Calvillo

AGUASCALIENTES, AGS.- Una pareja de degenerados que atacaba sexualmente a tres menores de edad, sobrinos de ella, en Calvillo, fue puesta tras las rejas y consignada ante el juez mixto de primera instancia de dicho municipio, tras haber cumplido un arraigo por 30 días, acusada por los delitos de corrupción de menores y atentados al pudor.

El sujeto violaba a los tres infantes con la complacencia de la mujer, además de que también los ultrajaba con toda clase de objetos y, por si fuera poco, los obligaban a verlos cuando ellos sostenían relaciones íntimas así como a observar películas pornográficas.

Los detenidos son María del Carmen Alvarado e Ignacio Lizcárraga Herrera, con domicilio en la calle Revolución del Barrio de Chicago, en Calvillo, que ya se encuentran recluidos en los respectivos CERESOS para Mujeres y para Varones a disposición del juez calvillense.

Los dos delitos que se les imputan están considerados como graves en la legislación penal vigente en el Estado, por lo que no podrán salir libres bajo fianza.

La Policía Ministerial informó que las pequeñas víctimas cuentan con 11, 9 y 5 años de edad, cuyo infierno comenzó desde el 2011, ya que tras la muerte de su madre, su papá los dejó al cuidado de su tía Carmen, que semanas después empezó a vivir con Ignacio.

Este sujeto aprovechó la presencia de los tres menores en la casa de su concubina para atacarlos sexualmente. En primera instancia los obligaba a que le hicieran caricias en sus partes nobles, pero después empezó a violarlos con el consentimiento de la mujer, a la que no le importó que los niños fueran sus sobrinos y permitía que su concubino saciara sus bajos instintos con ellos.

Cuando los menores oponían resistencia a las vejaciones, Ignacio los encerraba en un cuarto y los violaba introduciéndoles objetos, por lo que los niños lloraban y le decían que los estaba lastimando, pero el sujeto los ignoraba y dejaba de agredirlos hasta que quedaba satisfecho.

Además, cuando los atacaba sexualmente, cerraba la puerta principal del domicilio para que no pudieran salir a pedir ayuda.

Por si lo anterior no fuera suficiente, María del Carmen e Ignacio forzaban a los tres niños a verlos cuando ellos tenían relaciones sexuales así como a observar películas pornográficas.

Tanto el sujeto como la mujer los amenazaban con golpearlos o encerrarlos si le decían algo a alguien, ultrajándolos hasta tres veces por semana pese a que les imploraban que no les hicieran nada.

Todo quedó al descubierto cuando uno de los niños ofendidos le propuso a uno de sus primos, también menor de edad, que hicieran el amor como se los hacía su tío (Ignacio), pero este menor se asustó y le contó a su mamá la propuesta que le hizo su familiar.

La mujer se sorprendió porque un niño conociera ese lenguaje, por lo que platicó con su sobrino y le preguntó dónde había aprendido eso, respondiéndole que sus tíos María e Ignacio les hacían cosas a sus hermanos y a él, narrándole con lujo de detalles todas las prácticas sexuales a las que los sometían y lo que los obligaban a ver.

Debido a lo anterior, la mujer le informó todo al papá de los tres menores, que primero no le creyó, pero con el paso de los días se dio cuenta que sus hijos mostraban actitudes de rebeldía, por lo que tuvo sus sospechas de que todo fuera cierto y decidió llevarlos con una trabajadora social del DIF de Calvillo, que habló con los menores y éstos le confirmaron las violaciones de las que eran víctimas.

Una vez que le aseguraron al hombre que sus hijos fueron ultrajados, optó por denunciar a María del Carmen e Ignacio, por lo que agentes de la Policía Ministerial tomaron cartas en el asunto y los detuvieron afuera de su domicilio en el Barrio de Chicago, en Calvillo.

Al ser interrogados sobre los aberrantes hechos, los acusados primero los negaron, pero finalmente los aceptaron, confesando que atacaban a los menores para divertirse y que nunca pensaron que éstos fueran a decir algo ya que los tenían amenazados con golpearlos y encerrarlos.

Ambos dijeron que los niños les pedían que ya no los agredieran, pero que ellos nunca les hicieron caso.

El sujeto y la mujer fueron arraigados mientras se integraba una averiguación previa en su contra y al ser terminada fue turnada al juez calvillense, que les giró órdenes de aprehensión por corrupción de menores y atentados al pudor, por lo que se les trasladó a los CERESOS a fin de que se les resuelva su situación legal.

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