Aunque con influencias y firmando una carta-compromiso salió libre…
* Es un reincidente conductor ebrio; al Juez Calificador le dijo que le sobraba la lana y que hasta el gobernador CLT iría a “rescatarlo”
AGUASCALIENTES, AGS.- Por enésima ocasión, un empleado de la Secretaría Particular de Gobierno del Estado fue detenido en el operativo alcoholímetro por conducir un vehículo bajo los influjos de las bebidas embriagantes y pese a que se le remitió a Justicia Municipal, posteriormente logró recuperar su libertad gracias a sus influencias.
El empleado fue identificado como Antonio Barajas Gutiérrez, que ya es un cliente frecuente del citado alcoholímetro.
De acuerdo a la información obtenida por NOTICIERO EL CIRCO, poco antes de la medianoche del pasado viernes 11 de mayo, el empleado estatal volvió a ser arrestado en el operativo.
Los elementos de la Policía Vial lo sorprendieron manejando alcoholizado y como no era la primera vez que se le detenía por la misma razón, se le trasladó al Complejo de Seguridad Pública Municipal, en el fraccionamiento Morelos.
Al ser presentado ante el Juez Calificador del área de Justicia Municipal, Barajas Gutiérrez comenzó a comportarse de manera prepotente, amparado en su puesto en la Secretaría Particular de Gobierno del Estado.
Trascendió que al Juez le azotó sobre el mostrador unas tarjetas de crédito y le dijo que le cargara a ellas 50 mil pesos (para pagar su multa).
Incluso, le dijo, palabras más, palabras menos, “aquí lo que sobra es lana”.
Por si fuera poco, Antonio Barajas le advirtió al Calificador que le iba a hablar a Lozano (el gobernador Carlos Lozano de la Torre) para que fuera por él.
Claro que si. Se imagina usted, amable lector, al propio mandatario estatal acudiendo a Justicia Municipal para “rescatar” a uno de sus borrachos empleados.
Por favor.
Sin embargo, el Juez no se dejó intimidar por la prepotencia del empleado estatal y como confirmó que no era la primera vez que se le detenía en el alcoholímetro, dispuso que fuera encarcelado durante 36 horas, esto también a su comportamiento grosero.
Barajas Gutiérrez fue llevado a los separos de la Policía Preventiva pero instantes después, a Justicia Municipal llegaron varios agentes de la Policía Ministerial para tratar de llevárselo.
Los investigadores le comentaron al Juez Calificador que iban por Antonio Barajas por instrucciones del gobernador y que era necesario que se los entregara, pero él les contestó que eso no era posible debido a que era un reincidente conductor ebrio.
Durante cierto tiempo ambas partes estuvieron negociando, aunque el Calificador siguió en su postura de que el empleado estatal permaneciera las siguientes 36 horas detenido.
No obstante, ya en horas de la madrugada, tuvo que ceder a dejarlo libre, por instrucciones de Luis Fernando Muñoz López, secretario del Ayuntamiento.
Previamente, a Antonio Barajas se le obligó a firmar una carta-compromiso, en la que se comprometía (valga la redundancia) a ya no conducir más vehículos cuando se encontrara bajo los influjos de las bebidas embriagantes.
Con esta promesa, el empleado estatal logró abandonar la cárcel, aunque ya no se informó si aún así pagó alguna multa o ésta le fue perdonada.
A final de cuentas, sí le sirvieron las influencias a Barajas Gutiérrez y aunque el gobernador no acudió a su “rescate”, alguien más intercedió por él para que saliera libre.
Empero, aquí cabría preguntar si el procedimiento utilizado con el empleado estatal también podría aplicarse a cualquier ciudadano común, es decir, que el que sea detenido en el operativo alcoholímetro también firme su carta-compromiso de no volver a manejar alcoholizado para recuperar su libertad.
O, ¿acaso solamente ese procedimiento es para los “privilegiados influyentes”?
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