19 de enero de 2017

¡Sentenciaron a adicto que asesinó a golpes a un niño en Aguascalientes!

  • Recibió más de 33 años de cárcel; la mamá fue condenada a 20 años de prisión por encubrirlo
AGUASCALIENTES, AGS.- El juez Sexto Penal sentenció a 33 años 9 meses y 15 días de prisión a un ex convicto adicto a las drogas y al alcohol que asesinó a golpes a un niño de 2 años 7 meses de edad, hijo de su concubina, que por su parte fue condenada a 20 años de cárcel porque siempre lo protegió.

Ambos fueron hallados culpables por el delito de homicidio doloso calificado en agravio del pequeño.
Los sentenciados son Gustavo Alejandro Paredes Villalpando y Elizbeth Luna Ramírez.




Los hechos ocurrieron en la casa marcada con el número 318 de la calle Las Fraguas del fraccionamiento Ojocaliente IV y/o Municipio Libre, donde habitaba la pareja.
El sujeto resultó ser una "fichita", debido a que había sido detenido en el 2007, en el 2011 y en el 2012, por robo.
Las autoridades ministeriales informaron que Elizbeth era madre de dos hijos, uno de 6 años de edad y el otro de 2, y que se separó de su esposo.
Posteriormente, en una fiesta conoció a Gustavo Alejandro, pero éste, ese día, fue detenido por robar un vehículo y pasó 10 meses en prisión.
A petición de un familiar del sujeto, Elizbeth lo visitaba en el CERESO y le llevaba algunos artículos, por lo que iniciaron una relación sentimental que se formalizó cuando él salió libre.
En una ocasión que fue a visitarla insultó al niño, por lo que ella le reclamó y él le pidió disculpas.
Gustavo Alejandro le propuso a Elizbeth que vivieran juntos pero que no se llevara a sus hijos con ella, por lo que la mujer dejó al mayor con su mamá y se llevó al más pequeño.
Desde el primer día, Elizbeth se dio cuenta que Gustavo Alejandro golpeaba a su hijo cuando ella salía de la casa a trabajar o a comprar algunas cosas a la tienda, al grado de dejarle marcas en su cuerpo, las cuales le observaba al bañarlo, aunque ella ya no le reclamaba nada.
Elizbeth constató que Gustavo Alejandro era adicto a la marihuana, a la cocaína, a los psicotrópicos y a la cerveza, además de que no trabajaba, ya que sólo se dedicaba a robar vehículos.

El viernes 22 de noviembre del 2013, alrededor de las 4 de la tarde, el niño comenzó a llorar, lo que molestó al sujeto, que se levantó de la cama y lo tomó del cuello para levantarlo y estrellarlo contra la pared, provocándole una fractura en el cráneo, por lo que lloró más fuerte.
Elizbeth le reclamó, pero él le dijo que no tenía nada y que lo dejara dormir.
A las seis y media de la tarde, el infante comenzó a vomitar, pero el individuo insistió en que no tenía nada y que no lo molestara debido a que ella quería llevarlo al médico.
El menor volvió a vomitar a las 8 de la noche y a las 3 de la mañana ya del sábado 23, la mujer observó que el pequeño tenía dificultades para respirar, por lo que decidió llamar a una ambulancia, pero antes de que saliera de la casa el tipo la tomó de la mano y le dijo que lo dejara dormir, aunque el niño comenzó a vomitar de nuevo, por lo que ella lo cargó.
Cuando pretendía salir con él en brazos, el sujeto se lo arrebató, aprovechando el momento para salir corriendo de la casa a pedir ayuda.
Un oficial de la Policía Municipal realizaba un recorrido de vigilancia por la avenida Miguel Ángel Barberena Vega del Ojocaliente IV cuando en el cruce de la calle Las Fraguas observó a una mujer que estaba llorando y hablando en un teléfono público, por lo que se acercó a ella para saber qué le ocurría.
Al cuestionarla, Elizbeth le dijo que su hijo estaba muerto y lo llevó a su domicilio.
Al llegar, el oficial ingresó y observó a un niño recostado en un sillón de la sala sobre unas cobijas, dándose cuenta que tenía el rostro amoratado y se le apreciaban varios golpes.
El policía preventivo solicitó la presencia de los paramédicos y cuando éstos arribaron y revisaron al pequeño confirmaron que efectivamente estaba muerto.

Al levantarle la pijama que vestía le detectaron varios golpes en el pecho, determinando que tenía alrededor de 3 horas de haber fallecido, por lo que se dio aviso a las autoridades ministeriales.
La madre del niño fue cuestionada sobre los golpes que tenía su hijo y les argumentó que se le cayó de un "banquito", pero no le creyeron ya que cayó en varias contradicciones, terminando por confesarles que su pareja fue el que lo agredió, proporcionándoles sus características físicas y de la vestimenta que llevaba.
Les dijo que al darse cuenta de que el niño había fallecido se dio a la fuga del domicilio, por lo que el elemento solicitó el apoyo de sus compañeros para que se abocaran a su localización.
Instantes después, la mamá del niño recibió una llamada de un teléfono público por parte de Gustavo Alejandro, que le dijo que se iba a matar porque estaba arrepentido por lo que le hizo al menor.
A partir de ese momento se comenzó a rastrear la llamada y se estableció que se hacía de un teléfono ubicado en la calle Coahuila casi esquina con la avenida Aguascalientes, en el fraccionamiento México, por lo que varios policías preventivos se trasladaron al lugar.
A su arribo, a las 05:45 horas, sorprendieron al sospechoso, por lo que lo interceptaron y detuvieron, pero Gustavo Alejandro comenzó a agredirlos y amenazarlos, advirtiéndoles que había estado en el CERESO, que iban a "valer" y que no debían "cargarlo" (arrestarlo) porque los iba a matar, pese a lo cual lo sometieron.
El Ministerio Público se presentó en el domicilio para dar fe de los hechos, encargándose peritos de Servicios Periciales de levantar el cuerpo del niño para su traslado al SEMEFO, donde se le practicó la autopsia de ley.
Tanto el sujeto como la mamá del niño fueron enviados a los CERESOS de la salida a Calvillo a disposición del juez, que les inició un proceso y finalmente les impuso las sentencias ya mencionadas.

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